Serie Ventanas, c. 1965-1967
En el sueño, me encontraba de pie en una habitación que no tenía paredes, sino que estaba rodeada por una serie de ventanas giratorias. Cada ventana era de un color diferente, y mientras giraban a mi alrededor, escenas de diferentes lugares y tiempos se desarrollaban dentro de ellas.
C. 1965. Oleo sobre tela. Coleccion Fernando Baez.
Al principio, me abrumó la cacofonía de colores y sonidos, pero poco a poco comencé a concentrarme en cada ventana por separado.
La primera ventana era de color amarillo brillante y, dentro de ella, vi un campo de girasoles que se extendía hasta el horizonte. A lo lejos, un grupo de niños jugaba, sus risas se las llevaba el viento.
Cuando la ventana giró, apareció la siguiente, de un azul profundo. En su interior, vi un mundo submarino, con cardúmenes de peces atravesando los arrecifes de coral. Vi un pulpo gigante, sus tentáculos se agitaban lánguidamente en el agua.
Mientras las ventanas continuaban girando, vi escenas de todo el mundo. En una ventana, vi un mercado bullicioso con vendedores que vendían especias y telas de colores brillantes.
Cada escena era más cautivadora que la anterior, y mientras las ventanas continuaban girando a mi alrededor, sentí como si estuviera viajando a través del tiempo y el espacio.
Finalmente, cuando el sueño llegó a su fin, me encontré de nuevo en el centro de la habitación, rodeado por las ventanas giratorias. Sentí una sensación de alegría y asombro, y supe que el recuerdo del sueño permanecería conmigo mucho después de que me despertara.