En un mundo más allá del nuestro
En un mundo más allá del nuestro, se desarrolló una escena impresionante. En medio de un océano cristalino, un grupo de sirenas nadaba con gracia, sus largas colas brillando a la luz del sol. Mientras se zambullían y giraban en el agua, estaban rodeados por un caleidoscopio de colores: azules, rosas, amarillos, verdes y naranjas flotantes, cada tono se mezclaba a la perfección con el siguiente.
Sin fecha. Coleccion Fernando Baez.
Sobre el agua, un grupo de mujeres flotaba en balsas de flores, con el cabello ondeando detrás de ellas en la suave brisa. Estaban acompañados por una bandada de pájaros, cada pájaro arrastrando una corriente de plumas de colores del arco iris detrás de él. Y mientras flotaban en el aire, las mujeres arrojaron puñados de alas de mariposa al viento, las delicadas alas girando y arremolinándose en las corrientes.
A medida que se desarrollaba la escena, los colores y la belleza parecían intensificarse, volviéndose más y más surrealistas con cada momento que pasaba. Las colas de las sirenas pasaron de un plateado reluciente a un oro resplandeciente, y las flores de las balsas de las mujeres comenzaron a crecer y florecer a una velocidad imposible, y sus pétalos se desplegaron para revelar matices nuevos y vívidos.
Y, sin embargo, en medio de toda la belleza surrealista, había una sensación de armonía y equilibrio. Los colores y las criaturas parecían mezclarse y encajar entre sí, cada elemento contribuyendo al ciclo interminable de creación y crecimiento.
Cuando la escena llegó a su fin, las sirenas y las mujeres comenzaron a nadar y flotar una hacia la otra, extendiendo sus manos para conectarse en un momento atemporal de unidad. Y cuando se tocaron, los colores y las criaturas del mundo que los rodeaba parecían desdibujarse y fusionarse en una sola entidad infinitamente hermosa, un testimonio de las posibilidades ilimitadas de la imaginación humana.