Pescadores del Ozama, c. 1956
Con la imagen de los pescadores a la orilla del río Ozama grabada en su mente, Clara moja su pincel en la pintura negra y comienza a trazar los trazos en negrita. Los pescadores son capturados en movimiento, sus movimientos fluidos y elegantes mientras trabajan sus redes.
Mientras pinta, Clara recuerda los colores del agua, un arco iris de formas geométricas en todos los tonos. Recuerda la forma en que la luz bailaba en la superficie del río, proyectando patrones de color y sombra que cambiaban con el movimiento de los barcos y las nubes.
Su pincel se mueve con el recuerdo de la escena, las líneas negras de pintura se entrelazan para crear una imagen poderosa y evocadora. Los pescadores están representados con un sentido de reverencia y respeto, su arduo trabajo y dedicación a su oficio es evidente en cada línea del pincel.
En el fondo, los barcos se yerguen altos y orgullosos, sus velas ondeando al viento mientras navegan por las aguas del río Ozama. Los colores del agua se mezclan en un derroche de formas y matices, la esencia misma del movimiento y la energía.
Cuando Clara pinta, siente una sensación de conexión con la gente y la historia de su país. Sabe que los pescadores y el río Ozama son fundamentales para la identidad de la ciudad, y quiere plasmar eso en su lienzo.